Explotación a gran escala en la Sierra Norte de Puebla donde proyectos privados y falta de transparencia en los permisos de minería, energía e hidrocarburos cubren más de 361 mil hectáreas sin transparencia ni consulta a las comunidades afectadas, revela el estudio de la ONG Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER).
En las últimas décadas, la Sierra Norte de Puebla (SNP) ha sido escenario de numerosos proyectos de explotación de minería, energía e hidrocarburos, cubriendo más de 361 mil hectáreas.
Actualmente, hay 12 proyectos activos que incluyen minería metálica y no metálica, generación de electricidad a través de plantas hidroeléctricas y fotovoltaicas, un gasoducto en construcción y campos de hidrocarburos, que requieren grandes cantidades de tierra y agua, dañando el medio ambiente y provocando tensiones sociales, lo que provoca que las comunidades enfrenten grandes riesgos
Los campos de hidrocarburos son los más extensos, ocupando más de 164 mil hectáreas, seguidos de proyectos hidroeléctricos que cubren 140 mil hectáreas, minería metálica con 54 mil hectáreas y plantas fotovoltaicas que abarcan casi 2 mil hectáreas.
En la Sierra Norte de Puebla (SNP), las comunidades indígenas y locales han resistido fuertemente la explotación de sus tierras por parte de grandes empresas. Esta región, hogar de pueblos indígenas como los Nahua, Totonaco, Otomí y Tepehua, es rica en recursos naturales como bosques, minerales y combustibles fósiles. Esto ha atraído a numerosas empresas que buscan aprovechar sus recursos, ya que la ubicación facilita la extracción y exportación de materias primas.
Este modelo extractivo implica la extracción masiva de recursos que se exportan sin apenas procesar, lo que perjudica a las comunidades locales. Aunque las empresas obtienen grandes ganancias, los beneficios para la región son mínimos, lo que genera desigualdad y conflictos socioambientales. Las comunidades enfrentan la destrucción de su entorno sin obtener ningún beneficio.
Además, muchas actividades extractivas se realizan sin los permisos necesarios y sin consultar a las comunidades afectadas, lo que aumenta los conflictos y los daños al medio ambiente. Grandes empresas y fondos de inversión internacionales, como Vanguard Group y BlackRock, así como familias influyentes de México y Europa, se benefician de estos proyectos.
La falta de transparencia también es preocupante. Por ejemplo, la información sobre el gasoducto Tuxpan-Tula ha sido reservada, impidiendo que las comunidades conozcan el alcance de su impacto. Además, en muchos casos, las comunidades solo se enteran de los proyectos cuando ya están en marcha. Las empresas suelen usar estructuras complejas para ocultar a los verdaderos dueños, concentrando el poder en pocas manos.
Algunas de las empresas que dominan la región son Generadora Fénix, que controla más de 140 mil hectáreas de la planta hidroeléctrica Necaxa; Almaden Minerals una empresa canadiense, explora oro y plata en Puebla y Autlán, que tienen concesiones mineras de 27 mil y 17 mil hectáreas, respectivamente; y TC Energy Corporation, responsable del gasoducto Tuxpan-Tula.
El 28.5% de Puebla está concesionado para minería, afectando a los ecosistemas y comunidades locales. En 2021, México tenía 1,209 proyectos mineros con inversión extranjera, y en Puebla se otorgaron 753 concesiones entre 1988 y 2017, muchas a empresas extranjeras.
Aunque en 2018 se prometió no conceder más permisos mineros, nuevos permisos se han otorgado desde entonces. Esto genera conflictos por el uso del agua y la tierra, impactando a las comunidades.
Minado No Metálico: Puebla es el principal productor de feldespato en México, con un 99% de la producción nacional. Este mineral es esencial para la fabricación de vidrio y cerámica. También se extraen otros minerales como olivino, zeolitas, calcita y bentonita.
Generación de Energía: Puebla tiene gran potencial para generar energía solar, eólica y geotérmica. La energía eólica se concentra en el este y sureste, mientras que la energía geotérmica se encuentra en el norte. En 2022, Puebla tenía una capacidad instalada de 701,840 MW.
Hidrocarburos: Puebla juega un papel clave en la distribución de hidrocarburos en México. Tiene 1,579 pozos, de los cuales 459 están activos. Aunque produce solo el 0.26% del petróleo nacional, es importante para el transporte de gas natural.
Aunque la ley exige transparencia, muchas empresas evitan revelar información sobre sus ingresos y beneficiarios, generando desconfianza. Desde 2012, las comunidades en la Sierra Norte han resistido a proyectos mineros y energéticos. El Consejo Tiyat Tlali ha coordinado estas resistencias, logrando detener varios proyectos, aunque algunos aún persisten.
Con diferentes voces que defienden la tierra y el agua, la resistencia colectiva es crucial para salvaguardar estos territorios y garantizar la libre determinación de los pueblos, que buscan proteger el bienestar social y ecológico de la región.